miércoles, 11 de noviembre de 2009

fue en la ruta 2 veintimuerte - 70 centavos


por: 70 centavos


Una gota de sudor cayó. Una vez mas el chofer habia esperado a que llegara corriendo para dejarme subir. Le entregue la ultima moneda que tenia. Solo personas sin nada peculiar. Los asientos de atras suelen ser el lugar perfecto para observar, las ventanas estaban ocupadas. La busqueda de aspectos, que diferencíen a una persona de otra. La gente callada, tranquila, pensando. Había varios asientos vacíos, lo que hacia facil la tarea de distinguir a la gente que se conocía entre si. Un par de jovenes, un par de señoras, compañeros de trabajo, pero todos callaban.

Un joven buscando desesperadamente un lugar para sentarse, nunguno de los disponibles parecia agradarle. Habia algo diferente en el, un tatuaje de una rosa en su brazo izquierdo, esa caracteristica lo hacía diferente. No era un tatuaje de diseñador, y al parecer no habia pagado mucho por el , o quiza se lo hizo el mismo. Resaltaba un poco sobre su piel morena, su piel pegada al hueso.

A un lado una mujer de no mas de 25 años. Su carencia de bellesa fisica respondía a esa actitud de sentarse atras. Un rostro que obsevaba por la ventana al igual que o lo hubiera hecho, supuse que vendría de trabajar. Traia un celular en la mano como esperando una llamada, quiza pensaba en alguien. Quiza todos pensaban en alguien.

Un movimiento mas, al parecer ese asiento no era el indicado. Una rosa se empapaba de sudor, mientras el joven miraba a un compañero que esta vez no quiso sentarse junto a el. Caras marcadas por la vida, piel quemada por trabajar, por vagar en la calle. Cicatrices, manchas. Una vida en el centro, decia su rostro.

Movimiento, la ciudad, estruendo de coches. El atardecer parecia relajar a los trabajadores que regresaban a sus casas. El joven busca otro asiento, el sol no era culpable de su incomodidad. La cercania a una ventana no era prioridad, se mantenia del lado del pasillo al igual que el compañero al cual observó una vez mas . Comprendi que todo era parte de un plan, pero no me preocupe sabia que no tenia nada que perder.

Mire hacia adelante tratando de distiguir un objetivo. Un par de mujeres jovenes, amigas que compartian el gusto por pintarse el pelo color rubio. Venian de trabajar, ese uniforme parecia provocador ante los ojos de cualquier hombre. Un trabajo de oficina seguramente, no muy bien remunerado como cualquier otro. No dude que tubieran pertenencias valiosas.

El tipo moreno se paro frente a mi, corto cartucho de lo que parecía una pistola de jugete. El brazo que tenia la rosa sostenia otra pistola, se movio hacia la parte delantera del camión. “Saquen los celulares”, todo parecia una rutina, pero el nerviosismo se podia oler, no hubo gritos al momento. Solo mire y dije que no traia nada, la joven que estaba a un lado mío no recibiría su llamada. Al frente nadie pago su tarifa. La inexperiencia era obvia, y no solo yo lo sabia. Un hombre mayor alzo su brazo y una mochila golpeo el rostro del asaltante, solo se escucharon gritos. El hombre golpeo de nuevo, era extraño verlo, su cabello canoso y sus arrugas explicaban aquellos golpes suaves. “Truenalo, truenalo... “ sabia que no lo harían, sabiamos que no lo harían. El chofer no se movio, nadie se movio al ver el arma apuntar al anciano. De un salto los jovenes abandonason el camión. Nadie hiso ruido durante unos segundos.

A una cuadra de donde tome el camión, todo habia terminado. Los asaltantes abandonarón el lugar, llevandose un celular, el cual venderían en no mas de 300 pesos. La joven que estaba a un lado mío volteo, se veía resignada. Me pidio que le prestara mi celular para enviar un mensaje, pero no traia saldo. Pronto abrio su mochila y saco otro celular un poco diferente al otro. Lo encendio y envio un mensaje.

Esta situación desperto las personalidades de las demas peronas. Una mujer comenzo a respiras muy fuerte y pronto entro en crisis. Los murmullos eran aún mas fuertes. Los compañeros ahora tenian un tema de conversación. Un extraño heroe recibia ovasiones. Y un par de señoras dejaron salir su lado cristiano para criticar a los ladrones. Y una decía “desde que le vi el tatuaje, supe que algo iba a hacer”.






No hay comentarios:

Publicar un comentario